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Taller familiar
Taller familiar
creando vínculos en la familia
Analizando la situación concreta de las familias, se nos ocurrió plantear algo diferente al Equipo Directivo.
Veíamos la necesidad de acompañar a estas familias de alguna manera y lo cierto es que durante el período escolar se sienten bastante contenidas y acompañadas. Pero llega la hora de salir de la escuela, las vacaciones… y hay familias que se encuentran verdaderamente solas y perdidas.
Para que este acompañamiento sea más efectivo y poder responder a las necesidades, quisimos poner en marcha este proyecto, al que hemos llamado “LOTURAK ERAIKITZEN/CREANDO VÍNCULOS”.
Basándonos en las experiencias y proyectos llevados a cabo en Cataluña, desde hace años y desde diferentes instituciones y con el asesoramiento de formadores de la APP, hemos considerado esta iniciativa fundamental para poder realizar un trabajo de prevención.
La base fundamental de este proyecto, son los diferentes encuentros con las familias, desde sesiones de psicomotricidad compartidas (padres-hijos), hasta sesiones colectivas de padres y sesiones individuales. Estos encuentros nos facilitarán las demandas y nos ayudarán a que los talleres estén más estructurados.
Se trata de favorecer un espacio y un tiempo a las familias para facilitar sus relaciones, intercambiarse teléfonos…en definitiva crear vínculos para que se sientan en un grupo y poder ayudarnos mutuamente en las diferentes necesidades.
Ya desde los primeros encuentros nos dimos cuenta de que lo que más gustaba a padres/madres e hijos/hijas eran las sesiones de psicomotricidad. Así que a partir de enero realizamos una sesión de psicomotricidad al mes.
A las sesiones acuden los alumnos/as con sus familiares; dependiendo de cada situación podía ser la madre, el padre, la abuela, la tía o los hermanos.
Se plantean las sesiones como una sesión de psicomotricidad educativa, con el ritual de entrada, el espacio de expresividad motriz, el espacio de expresividad plástica y el ritual de salida. Las sesiones duran entre hora y media y dos horas.
Se crearon situaciones privilegiadas en las que pudimos observar, cómo había adultos que entraban con sus corazas bien firmes y poco a poco fueron relajándose y despojándose de esa rigidez, cómo de estar con bastante ropa y en postura vertical, fueron quitándose las chaquetas y terminaron sentados o tumbados en el suelo compartiendo experiencias de crianza y demás preocupaciones.
También los adultos pudieron ver y vivir en primera persona, esa experiencia que tantas veces han oído a sus hijos, semana tras semana, cada vez que van a la sala de psicomotricidad.
Con un margen de distancia en el tiempo más bien breve, pudimos observar que la forma de dirigirse hacia nosotras de algunos padres/madres, había cambiado totalmente (casi parecía que por arte de magia…).
Percibimos mucha más complicidad y sobre todo confianza: las profesoras no estamos para juzgar sino para ayudar y complementar la crianza.